Desde que cogimos una avioneta en Alaska para sobrevolar los glaciares que rodean el monte Denali estoy convencido de que la mejor forma de ver esas formaciones es desde el aire. Se pierde un poco de percepción del tamaño pero la grandiosidad de esas formaciones de hielo solo se pueden apreciar en todo su esplendor a bordo de una aeronave. En Islandia hemos tenido la oportunidad de ver glaciares de cerca y de lejos, pero no desde el aire.
El día que dejamos el Sur para iniciar el camino al Norte hacía muy buen tiempo, con pocas nubes y una vista espléndida de los glaciales que cuelgan del Vatnajokull. Cuando pasamos por Hofn vimos un aeropuerto y nos preguntamos: ¿Habrá un servicio de avionetas turísticas aquí? Era poco probable, pues el aeropuerto estaba cerrado, pero dió la coincidencia que, mientras inspeccionábamos el lugar, apareción un coche conducido por un individuo que, precisamente, organizaba esos vuelos. Tras una corta conversación contratamos un vuelo de una hora por encima del Vatnajokull.
La experiencia fue inolvidable: grandes grietas, enormes bloques de hielo amontonados en un valle, y el lago Jôkurlsalón, que es mucho más grande de lo que te puedes imaginar desde tierra, pues desde la carretera al frente del glaciar de donde caen los icebergs hay 5 Kms, y desde tierra apenas ves los primeros 1.000 m.
Fue el colofón perfecto para unos dias apasionantes alrededor de los hielos del Vatnajokull.
1 comentario:
¡Hola!
De fin de semana a fin de semana, se vuelve a amontonar el trabajo.
Sensacional, son unas vistas que te hacen parecer insignificante ante tanta grandiosidad.
Estoy disfrutando mucho con estas narraciones y fotografias.
Un abrazo.
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