17-Feb-2010
Hoy nos hemos levantado también muy temprano, a las 5:00 am, para visitar la isla Avian y la Base Carvajal. El dia amanece nublado, frío, nevando ligeramente. Parece un día típico de la Antártida.
La pequeña isla Avian (67º46' S, 68º54' W), es una de las zonas de mayor riqueza en aves, con una gran colonia de pingüinos adelia. Lamentablemente no se puede visitar, por estar especialmente protegida, así que la rodeamos - manteniendo siempre una distancia mínima de 100m de la costa- para intentar ver la avifauna que la habita.
A continuación desembarcamos en la isla de Adelia, a unos 400m de la isla Avian. Aquí se conservan los edificios de una base chilena en desuso, la base Teniente Carvajal. Es un punto donde no se suele desembarcar, por lo remoto e inaccesible del terreno. Es aquí donde tenemos realmente la sensación de ser exploradores: un lugar muy poco visitado, al sur del círculo polar, con un tiempo desapacible.
Hay un gran grupo de focas que se asustan al vernos, por lo que tenemos que caminar con mucho cuidado para no provocarles demasiado estrés.
En otros lugares más visitados las focas permanecen tranquilas, pues saben que no representamos ningún peligro para ellas, pero aquí realmente nos damos cuenta de que estas focas no ven con frecuencia seres humanos.
Después de reponer fuerzas con un excelente desayuno, nos dirigimos a un estrecho muy especial, el Gullet, explorado por primera vez en 1936. Tiene 16 Kms de largo y 1.6 Kms de ancho en su parte más estrecha, y representa un gran desafío para la navegación, incluidas las condiciones impredecibles del estado del hielo. Para nosotros constituye uno de los lugares más espectaculares de todo el viaje.
En este blog pretendo compartir las experiencias de mis viajes por todo el mundo. No es un diario, sino más bien un relato de emociones y sentimientos. Todas las fotos tienen derechos de autor y no pueden ser utilizadas sin mi consentimiento. Para hacerlo, por favor, ponte en contacto conmigo.
jueves, 25 de marzo de 2010
viernes, 19 de marzo de 2010
Horseshoe Island
16-Feb-2010
Una vez alcanzado el punto más al Sur de nuestro viaje nos dirijimos lentamente al Norte, por la bahía Marguerite, hasta la isla Horseshoe. Por el camino podemos ver, entre la niebla, grandes montañas y glaciares, con sorprendentes icebergs flotando muy cerca del barco.
En la isla se encuentra la British Antarctic Suvey’s Base Y, que estuvo operativa entre 1955 y 1960.
Como viene siendo habitual, entramos en las habitaciones para entender las condiciones de vida de sus habitantes:
Toda la isla está llena de Skuas, que protegen ferozmente a sus crias, por lo que tenemos que tener mucho cuidado para no molestarlos.
Algunas rocas de la isla presentan unas vetas de color verdoso, debido al cobre. No podemos dejar de pensar que, si no fuera por la protección especial a que está sometido este continente, ya habría países explotando sus recursos naturales.
Un grupo sube a lo alto de una colina, desde donde se tiene una buena vista del lugar, aunque tienen que cruzar una peligrosa placa de hielo:
Justo antes de abandonar la isla tenemos la oportunidad de ver por primera vez a unos pocos pingüinos de Adelia:
Durante la cena el capitán del barco decide explorar el fiordo Bourgeois, pues nunca ha estado allí y parece que está libre de hielo. Es un fiordo muy estrecho, donde nos encontramos con enormes icebergs tubulares:
Al acercarnos podemos contemplar las bellas tonalidades azules de su interior:
Nos vamos a dormir pronto, porque mañana tenemos que volver a madrugar.
Una vez alcanzado el punto más al Sur de nuestro viaje nos dirijimos lentamente al Norte, por la bahía Marguerite, hasta la isla Horseshoe. Por el camino podemos ver, entre la niebla, grandes montañas y glaciares, con sorprendentes icebergs flotando muy cerca del barco.
En la isla se encuentra la British Antarctic Suvey’s Base Y, que estuvo operativa entre 1955 y 1960.
Como viene siendo habitual, entramos en las habitaciones para entender las condiciones de vida de sus habitantes:
Toda la isla está llena de Skuas, que protegen ferozmente a sus crias, por lo que tenemos que tener mucho cuidado para no molestarlos.
Algunas rocas de la isla presentan unas vetas de color verdoso, debido al cobre. No podemos dejar de pensar que, si no fuera por la protección especial a que está sometido este continente, ya habría países explotando sus recursos naturales.
Un grupo sube a lo alto de una colina, desde donde se tiene una buena vista del lugar, aunque tienen que cruzar una peligrosa placa de hielo:
Justo antes de abandonar la isla tenemos la oportunidad de ver por primera vez a unos pocos pingüinos de Adelia:
Durante la cena el capitán del barco decide explorar el fiordo Bourgeois, pues nunca ha estado allí y parece que está libre de hielo. Es un fiordo muy estrecho, donde nos encontramos con enormes icebergs tubulares:
Al acercarnos podemos contemplar las bellas tonalidades azules de su interior:
Nos vamos a dormir pronto, porque mañana tenemos que volver a madrugar.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Margerite Bay
16-Feb-2010
En su interior encontramos las habitaciones casi como ellos las utilizaron, aunque un poco deterioradas. Se nos hace difícil imaginar la vida de esos hombres en un lugar tan inhóspito.
El segundo edificio que visitamos está muy cerca (unos 230m). Es la US’ East Base, creada en 1940. Está bastante bien conservada.
En el exterior encontramos una base de madera con gotas de grasa, que nos ofrecen imágenes abstractas como esta:
Toda la isla está rodeada de impresionantes glaciares, que nos refuerzan la idea de soledad y rudeza de la vida en estas bases.
El clima extremo hace que las piedras se rompan en rodajas, como cortadas con una sierra:
Cuando volvemos al barco para tomar un suculento desayuno no podemos dejar de pensar en la dureza de la vida en la Antártida a principios del siglo XX, sin las comodidades y tecnologías que disfrutamos ahora.
Ya estamos por debajo del círculo polar, en el paralelo 68ºS. Hemos alcanzado el objetivo de nuestro viaje: explorar zonas que muy pocos seres humanos han visto. En este mapa destacamos los lugares que vamos a explorar -si el tiempo lo permite:
Para aprovechar al máximo el tiempo en esta zona nos levantamos a las 5 de la mañana y, media hora después, ya estamos explorando Stonnington Island, en Marguerite bay, al sur de la isla Adelaide. En un día nublado y lluvioso, que nos recuerda que estamos en un lugar remoto y poco accesible. La primera base que visitamos es la British Antarctic Survey’s Stonington base o Station E. Stonington, que estuvo ocupada por 6-17 hombres entre 1946-50, 1958-59 y 1960-75.
Para aprovechar al máximo el tiempo en esta zona nos levantamos a las 5 de la mañana y, media hora después, ya estamos explorando Stonnington Island, en Marguerite bay, al sur de la isla Adelaide. En un día nublado y lluvioso, que nos recuerda que estamos en un lugar remoto y poco accesible. La primera base que visitamos es la British Antarctic Survey’s Stonington base o Station E. Stonington, que estuvo ocupada por 6-17 hombres entre 1946-50, 1958-59 y 1960-75.
En su interior encontramos las habitaciones casi como ellos las utilizaron, aunque un poco deterioradas. Se nos hace difícil imaginar la vida de esos hombres en un lugar tan inhóspito.
El segundo edificio que visitamos está muy cerca (unos 230m). Es la US’ East Base, creada en 1940. Está bastante bien conservada.
En el exterior encontramos una base de madera con gotas de grasa, que nos ofrecen imágenes abstractas como esta:
Toda la isla está rodeada de impresionantes glaciares, que nos refuerzan la idea de soledad y rudeza de la vida en estas bases.
El clima extremo hace que las piedras se rompan en rodajas, como cortadas con una sierra:
Cuando volvemos al barco para tomar un suculento desayuno no podemos dejar de pensar en la dureza de la vida en la Antártida a principios del siglo XX, sin las comodidades y tecnologías que disfrutamos ahora.
domingo, 14 de marzo de 2010
Cruzando el círculo polar antártico
15-Feb-2010
La mayoría de los viajes a la Antártida se quedan por encima del círculo polar, donde las condiciones son más benignas. Viajar más al Sur del paralelo 66º33' implica un viaje más largo y cierto riesgo, pues nunca sabes las condiciones que vas a encontrar. Nuestros guías han decidido que vamos a ir directos al Sur, para aprovechar al máximo la estancia por debajo del círculo polar, lo que implica que vamos a pasar un día entero viajando por mar abierto -ya sabéis, mareos y malestar general. Durante la travesía asistimos a interesantes charlas sobre glaciares y pingüinos, y tenemos la oportunidad de ver enormes icebergs con formas caprichosas cinceladas por el agua y el viento:
Al cruzar el círculo los guías nos sorprenden con una curiosa ceremonia: el rey Neptuno nos obliga a besar un pez, tras lo cual seremos bendecidos en esta travesía. Es una forma divertida de pasar un día que, de otra forma, habría sido un poco aburrido.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Neko Harbour
14-Feb-2010
En el trayecto hacia Neko Harbour oimos por los altavoces que el capitán ha visto una ballena jorobada dormida y que se va a acercar a ella para verla mejor. En un principio creía haber oido mal: ¿una ballena dormida? Pero a medida que nos vamos acercando y el barco va disminuyendo la velocidad hasta quedarse parado vemos que, efectivamente, hay una ballena dormida a escasos metros de nosotros.Apenas unos minutos despues, la ballena se despierta y empieza a alejarse, lentamente, como si no estuviera todavía completamente despierta.
También tenemos la oportunidad de ver icebergs de una gran belleza:
Al llegar a Neko Harbour (terreno continental) subimos a una colina para observar un glaciar impresionante. En ese lugar nos concentramos en oir el sonido de los bloques de hielo que se resquebrajan del glaciar y en componer interesantes imágenes, como esta de Yolanda, que ganó el concurso de fotografía en el apartado de personas:
Descendiendo hacia la costa nos quedamos observando el comportamiento de los pingüinos. Hay muchos pollos pidiendo comida, que persiguen desesperadamente a los adultos que vienen del mar para conseguir un poco de alimento:
Un comportamiento interesante es el de la pareja de pingüinos que se encuentran después de haber salido a comer al mar: bajan la cabeza y la suben lentamente a la vez, en un saludo ceremonial repetido varias veces:
Durante algunas horas disfrutamos de escenas muy interesantes, algunas incluyo tiernas:
Ha sido un día excelente, y lo terminamos con platos como este (¿he dicho ya que la comida es deliciosa?):
Bueno, en realidad no se termina todavía: la organización ha decidido cruzar el Lemaire channel y dirigirnos directamente al objetivo de nuestro viaje, las tierras por debajo del círculo polar antártico. Aunque cruzamos este canal con poca luz, el paisaje sigue siendo impresionante.
En el trayecto hacia Neko Harbour oimos por los altavoces que el capitán ha visto una ballena jorobada dormida y que se va a acercar a ella para verla mejor. En un principio creía haber oido mal: ¿una ballena dormida? Pero a medida que nos vamos acercando y el barco va disminuyendo la velocidad hasta quedarse parado vemos que, efectivamente, hay una ballena dormida a escasos metros de nosotros.Apenas unos minutos despues, la ballena se despierta y empieza a alejarse, lentamente, como si no estuviera todavía completamente despierta.
También tenemos la oportunidad de ver icebergs de una gran belleza:
Al llegar a Neko Harbour (terreno continental) subimos a una colina para observar un glaciar impresionante. En ese lugar nos concentramos en oir el sonido de los bloques de hielo que se resquebrajan del glaciar y en componer interesantes imágenes, como esta de Yolanda, que ganó el concurso de fotografía en el apartado de personas:
Descendiendo hacia la costa nos quedamos observando el comportamiento de los pingüinos. Hay muchos pollos pidiendo comida, que persiguen desesperadamente a los adultos que vienen del mar para conseguir un poco de alimento:
Un comportamiento interesante es el de la pareja de pingüinos que se encuentran después de haber salido a comer al mar: bajan la cabeza y la suben lentamente a la vez, en un saludo ceremonial repetido varias veces:
Durante algunas horas disfrutamos de escenas muy interesantes, algunas incluyo tiernas:
Ha sido un día excelente, y lo terminamos con platos como este (¿he dicho ya que la comida es deliciosa?):
Bueno, en realidad no se termina todavía: la organización ha decidido cruzar el Lemaire channel y dirigirnos directamente al objetivo de nuestro viaje, las tierras por debajo del círculo polar antártico. Aunque cruzamos este canal con poca luz, el paisaje sigue siendo impresionante.
domingo, 7 de marzo de 2010
Paradise harbour
14-Feb-2010
Hoy es un día especial porque ¡vamos a pisar suelo del continente antártico! Hasta ahora solo hemos visitado islas, pero hoy conoceremos el verdadero continente.
Por la mañana desembarcamos en Paradise Harbour (64º53'S, 61º52'W) con un tiempo excelente, quizá un poco caluroso. Es un lugar magnífico, con un paisaje que se refleja en las tranquilas aguas de la bahía.
Subimos a una pequeña colina para divisar un paisaje grandioso, envueltos en el silencio antártico, escuchando solamente las respiraciones de las ballenas y los quejidos de los glaciares.
Procuramos no hablar muy alto, para no romper el denso silencio que nos rodea. Simplemente observamos y escuchamos.
Después, mientras la mitad de los viajeros sube a la colina, la otra mitad damos una vuelta por la bahía para ver de cerca los impresionantes glaciares.
Esta vez, además, tenemos la suerte de contemplar unas ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) que pasan la mañana con nosotros, ofreciéndonos imágenes imposibles de olvidar.
Hoy es un día especial porque ¡vamos a pisar suelo del continente antártico! Hasta ahora solo hemos visitado islas, pero hoy conoceremos el verdadero continente.
Por la mañana desembarcamos en Paradise Harbour (64º53'S, 61º52'W) con un tiempo excelente, quizá un poco caluroso. Es un lugar magnífico, con un paisaje que se refleja en las tranquilas aguas de la bahía.
Subimos a una pequeña colina para divisar un paisaje grandioso, envueltos en el silencio antártico, escuchando solamente las respiraciones de las ballenas y los quejidos de los glaciares.
Procuramos no hablar muy alto, para no romper el denso silencio que nos rodea. Simplemente observamos y escuchamos.
Después, mientras la mitad de los viajeros sube a la colina, la otra mitad damos una vuelta por la bahía para ver de cerca los impresionantes glaciares.
Esta vez, además, tenemos la suerte de contemplar unas ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) que pasan la mañana con nosotros, ofreciéndonos imágenes imposibles de olvidar.
sábado, 6 de marzo de 2010
Miles de pingüinos
13-Feb-2010
Existe una colonia de más de 65.000 pingüinos en Bailey Head, en la isla Decepción, pero es muy difícil acceder a ella, pues cuando no hay bloques de hielo hay fuerte oleaje. En esta ocasión no había ni lo uno ni lo otro y tuvimos la gran suerte de poder disfrutar durante unas horas de la compañía de esos simpáticos animalitos.
Para visitar la colonia hay que ir en grupos reducidos, con objeto de no molestar a los animales. Aunque a veces se hace muy difícil mantener la distancia de seguridad, de tantos que hay.
Constantemente hay pingüinos yendo y viniendo al mar. Si te quedas quieto, te van a pasar cada vez más cerca. La estrategia es moverse despacio, como ellos, y así no les asustas.
Algunos pingüinos tienen algunas dificultades en bajar a la playa:
Con tantos ejemplares se pueden ver individuos de todas las edades. Especialmente curiosos son los pollos que están cambiando el plumaje:
Entre miles de individuos es normal que haya muchas bajas. Los skuas son los carroñeros de este lugar, y dan buena cuenta de las aves heridas o fallecidas.
Ha sido un día intenso en emociones e imágenes. ¡Y quedan muchos más! Para terminarlo, nada mejor que disfrutar de los exquisitos platos que nos han preparado para cenar:
Existe una colonia de más de 65.000 pingüinos en Bailey Head, en la isla Decepción, pero es muy difícil acceder a ella, pues cuando no hay bloques de hielo hay fuerte oleaje. En esta ocasión no había ni lo uno ni lo otro y tuvimos la gran suerte de poder disfrutar durante unas horas de la compañía de esos simpáticos animalitos.
Para visitar la colonia hay que ir en grupos reducidos, con objeto de no molestar a los animales. Aunque a veces se hace muy difícil mantener la distancia de seguridad, de tantos que hay.
Constantemente hay pingüinos yendo y viniendo al mar. Si te quedas quieto, te van a pasar cada vez más cerca. La estrategia es moverse despacio, como ellos, y así no les asustas.
Algunos pingüinos tienen algunas dificultades en bajar a la playa:
Penguins in Bailey Head from Juan Abal on Vimeo.
Con tantos ejemplares se pueden ver individuos de todas las edades. Especialmente curiosos son los pollos que están cambiando el plumaje:
Entre miles de individuos es normal que haya muchas bajas. Los skuas son los carroñeros de este lugar, y dan buena cuenta de las aves heridas o fallecidas.
Ha sido un día intenso en emociones e imágenes. ¡Y quedan muchos más! Para terminarlo, nada mejor que disfrutar de los exquisitos platos que nos han preparado para cenar:
viernes, 5 de marzo de 2010
Los primeros pingüinos
13-Feb-2010
Nuestro primer desembarco lo realizamos en Half Moon Island (62º 35' S, 59º 55' W). Todos estamos nerviosos, y también un poco cansados pues hoy hemos tenido que levantarnos una hora antes. Está nublado y nevando, pero esto le da un ambiente más "antártico" al desembarco. Seguimos escrupulosamente todas las instrucciones de los guía y "voilá" ya estamos en medio de una pinguinera.
En la playa nos dan la bienvenida unos machos jóvenes de focas, con los que hay que mantener cierta distancia porque enseguida se ponen agresivos.
Como está nevando hay mucho barro, y los pingüinos se manchan el plumaje al subir por las rocas a los nidos. Hay un contínuo ir y venir de pingüinos desde y hacia el mar; se diferencian muy bien, porque los que vienen del mar están muy limpios.
Me llama mucho la atención la dificultad que tienen en sus desplazamientos, pues tienen que cubrir grandes distancias y salvar importantes desniveles. Muchas veces realizan saltos un poco temerarios:
Los pinguinos siempre me han llamado la atención: soportan unas condiciones extremas, tienen que desplazarse largas distancias sobre tierra -un medio que no les resulta nada cómodo- y cuando llegan al mar, su verdadero elemento, tienen que evitar ser comidos por las focas leopardo. Y, sin embargo, parecen felices, con una expresión de estoicismo muy peculiar.
Nuestro primer desembarco lo realizamos en Half Moon Island (62º 35' S, 59º 55' W). Todos estamos nerviosos, y también un poco cansados pues hoy hemos tenido que levantarnos una hora antes. Está nublado y nevando, pero esto le da un ambiente más "antártico" al desembarco. Seguimos escrupulosamente todas las instrucciones de los guía y "voilá" ya estamos en medio de una pinguinera.
En la playa nos dan la bienvenida unos machos jóvenes de focas, con los que hay que mantener cierta distancia porque enseguida se ponen agresivos.
Como está nevando hay mucho barro, y los pingüinos se manchan el plumaje al subir por las rocas a los nidos. Hay un contínuo ir y venir de pingüinos desde y hacia el mar; se diferencian muy bien, porque los que vienen del mar están muy limpios.
Me llama mucho la atención la dificultad que tienen en sus desplazamientos, pues tienen que cubrir grandes distancias y salvar importantes desniveles. Muchas veces realizan saltos un poco temerarios:
Los pinguinos siempre me han llamado la atención: soportan unas condiciones extremas, tienen que desplazarse largas distancias sobre tierra -un medio que no les resulta nada cómodo- y cuando llegan al mar, su verdadero elemento, tienen que evitar ser comidos por las focas leopardo. Y, sin embargo, parecen felices, con una expresión de estoicismo muy peculiar.
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