jueves, 18 de noviembre de 2010

Atracciones de Kangerlussuaq

12-Agosto
Debido a problemas con la disponibilidad de vuelos hemos tenido que venir a Kangerlussuaq un día antes de lo necesario. Pero no ha sido un problema, porque hacía mucho tiempo que teníamos ganas de ver unos animales muy interesantes que viven aquí en libertad: los Musk Ox (Ovibos moschatus). Estos grandes mamíferos fueron exterminados en Groenlandia, pero en el siglo XX fueron re-introducidos con éxito. En Kangerlussuaq viven unos 4.000 ejemplares que se han adaptado muy bien, pues esta zona, al estar muy alejada de la costa, recibe poca cantidad de nieve, y pueden encontrar hierba para comer en invierno sin necesidad de escarbar mucho en la nieve.
Viven en absoluta libertad, pero son muy desconfiados, pues está permitida su caza. Nosotros contratamos un guía para que nos llevara a los lugares más propicios para verlos, y tuvimos suerte, porque vimos unos impresionantes ejemplares muy cerca.



En esta época del año ya empieza el Otoño, y los arbustos empiezan a pintarse de vivos colores:


Para aprovechar el día decidimos contratar la otra actividad típica de este lugar: una excursión al Inlandis. El Inlandis es la capa de hielo que cubre todo el interior de Groenlandia, y que es fácilmente accesible desde Kangerlussuaq por un largo camino de tierra. Si tienes suerte puedes verlo desde el avión cuando llegas a Kangerlussuaq:



Para el transporte se utiliza un vehículo 4WD con amplias ventanas; tiene la ventaja de la gran visibilidad, pero solo se pueden abrir las dos ventanas de delante, por lo que, si viajas en un día soleado, puede hacer demasiado calor en el interior. Nosotros tuvimos suerte, porque la tarde era luminosa pero fresca.


Durante el viaje realizamos muchas paradas para fotografiar los abundantes lagos y las espléndidas vistas del glaciar Russell.




Llegamos al Inlandis un poco antes del anochecer, y pudimos disfrutar de la luz rasante del sol sobre esa enorme extensión helada, casi infinita. Este es el lugar desde donde parten las expediciones que cruzan el Inlandis y llegan hasta la costa Este, tras más de 20 días de travesía.

Estuvimos disfrutando de este paisaje poco tiempo, pues empezó a oscurecer rápidamente y todavía teníamos que volver. Sin embargo nos dio tiempo a parar unos minutos frente a un glaciar, donde el guía nos ofreció una galletas con café o te caliente, que recibimos con gran entusiasmo pues ya empezaba a bajar sensiblemente la temperatura.

Durante el camino de vuelta pudimos ver algunos animales de la zona, como una enorme liebre ártica y estos caribúes, fotografiados a través del cristal:Llegamos al hostal casi a medianoche, tras un día muy intenso y muy largo (Groenlandia tiene 4 horas de diferencia con Copenague). Mañana empieza el crucero, la verdadera aventura ártica de este año.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Castillo de Frederiksborg

11-Agosto-2010
Hoy ha amanecido nublado, con riesgo de lluvia, nada que ver con el día soleado de ayer. ¿Qué se puede hacer en un día lluvioso? Pues visitar museos. Uno de los más cercanos a Copenhague es el castillo de Frederiksborg, en la ciudad de Hillerød.

Tomamos un tren para llegar a Hillerød; afortunadamente el transporte público funciona estupendamente y llegamos puntualmente sin ninguna dificultad.
El castillo es impresionante, situado a la orilla de un lago, con un bonito jardín: desafortunadamente el cielo nublado no queda bien en las fotos por lo que nos dedicamos a fotografiar detalles del exterior:


Este castillo fue construido entre 1560 y 1630, y se le considera la mayor representación del renacentismo danés.
Pasamos el día paseando por sus amplias habitaciones y largos pasillos, disfrutando de sus pinturas y demás objetos artísticos.


Me llamaron la atención dos cosas: las paredes de la iglesia del piso superior estaban repletas de escudos de armas de casi todos los países. Este de Islandia me gustó por su lema:

La otra cosa que me gustó fueron las mesas dispuestas con alimentos en los comedores, tan bien hechos que casi parecían reales:

Por supuesto, todo palacio tiene sus jardines. En este caso tuvimos que esperar varias horas para que dejara de llover, pero pudimos disfrutar de un agradable paseo, acompañados del olor a tierra mojada y el suave sonido del agua de las fuentes.

A la salida del jardín vimos varias aves acuáticas, algunas de ella pescando para sus polluelos: