lunes, 9 de mayo de 2011

Glaciar Grey

15-Abril-2011
En este lugar del parque solo pensábamos estar dos dias completos, y uno de ellos lo queríamos emplear en la navegación hacia el glaciar Grey. Decidimos hacerlo hoy porque era más probable que se diera buen tiempo, así que, sin apenas tiempo para descansar, tuvimos que madrugar y dirigirnos por carretera de ripio y sorteando liebres, antes del amanecer, al Hotel Gray, donde teníamos que estar a las 8:00. El embarque no se produjo hasta las 9:00 así que nos dio tiempo de ver un bonito y frío amanecer desde el Hotel Gray.

Se tarda más o menos una hora en llegar al frente del glaciar en una pequeña pero confortable embarcación. Una vez allí aprovechamos para disfrutar de las innumerables formas del hielo y de los completos juegos de matices del azul que atrapa en su interior.


Durante la travesía nos ofrecen una bebida típica -pisco sour- con hielo de glaciar, que resulta muy refrescante y "entona" el cuerpo mientras permanecemos al aire libre sobre cubierta.


Los glaciares tienen algo misterioso que nos atrae a todos. Son organismos vivos que crecen y se mueven, y que modifican lenta pero poderosamente el paisaje. Hemos visto muchos glaciares por todo el mundo y siempre nos fascinan sus formas y ese intenso color azul de su interior. Lamentablemente casi todos están retrocediendo, algunos a un ritmo demasiado elevado. Es una pena que estas poderosas fuerzas de la naturaleza se pierdan por culpa del cambio climático.


En el trayecto de vuelta vimos las típicas nubes lenticulares que se forman por los fuertes vientos de las cumbres, y no pudimos evitar hacerles alguna fotografía:



De vuelta a tierra decidimos darnos un homenaje y comemos en el restaurante del Hotel Gray, que tiene unos ventanales con magníficas vistas del lago y de la montañas. Dado que la Posada Rio Serrano se va a cerrar -la empresa que lo gestiona se lo ha vendido al Parque Nacional- creemos que este es un buen sitio para alojarse si volvemos por aquí en el futuro, pues es acogedor y está ubicado en un sitio impresionante.
Por la tarde paseamos por un camino paralelo al río, donde vemos una pareja de patos de torrente que están continuamente buceando por el río, corriente arriba, y que no se percatan de nuestra presencia, por lo que podemos acercarnos bastante para apreciar su bonito plumaje.

Al anochecer nos despedimos del dia con una imagen de las cumbres entre nubes, un espectáculo grandioso y con cierto toque de misterio.

lunes, 2 de mayo de 2011

El regreso

14-Abril-2011
Como la noche había sido despejada -y muy fría- pudimos ver el amanecer desde el refugio, con los primeros rallos de sol sobre los Cuernos del Paine y algunos otros picos en la lejanía.



Después del desayuno abandonamos este lugar para volver a la hostería Torres, donde habíamos dejado el automóvil. Durante todo el camino estuvo despejado y pudimos ver la majestuosidad del paisaje, que no habíamos podido disfrutar a la ida.


Hacía mucho frío, y en las zonas sombrías el hielo formaba curiosas formas en los charcos del suelo. 


También vimos plantas heladas, y numerosas aves durante el camino:


Teníamos que continuar el viaje y dirigirnos al sur del parque, a la posada Río Serrano. En la hostería Las Torres pudimos llenar el depósito (no te dan más que 15 litros, pero nos bastó con 12) lo que nos daba garantías de podernos mover por el parque sin problemas de combustible. Recorrimos los deteriorados 7 Kms hasta la entrada del parque con mucho cuidado, especialmente el paso por el puente, donde cabía justo nuestro auto (tuvimos que plegar los retrovisores para no rozarlos con el puente).

Justo antes de cruzar el puente pudimos ver un poco de las Torres, y una majestuosa águila mora en un árbol seco.



Durante el camino hacia la posada pudimos ver una gran cantidad de guanacos, algún cóndor y bonitos juegos de luces con las montañas desde el lago Pehoe.




Al llegar a la posada descubrimos que no tenían nuestra reserva: al parecer lo habían interpretado como una consulta, no como una reserva en firme. El encargado se mostró muy amable y lo pudimos resolver, e incluso pudimos cenar esa noche, después de un fatigoso día de viaje.

El Valle del Francés


13-Abril-2011
Todos nos habían dicho que el Valle del Francés era magnífico, así que reservmos un día entero para verlo. Nos levantamos muy temprano y observamos que lo que podíamos ver de las montañas estaba nevado.



Nos dirigimos al valle por un camino tan difícil como el del día anterior. En algunos tramos el camino se había convertido en un torrente, y habían puesto unas tablas para poderlo cruzar; en otros tramos nos veíamos sumergidos en un bosque húmedo y frondoso, a través de una vereda muy estrecha.


Estaba nublado, y solo veíamos un poco de la parte baja de las montañas, espolvoreadas con un poco de nieve. De vez en cuando las nubes se apartaban y nos dejaban contemplar unas pinceladas de los grandes picos que nos rodeaban:



Llegamos al campamento Italiano sin problemas, pero se nos hizo muy tarde y no pudimos llegar más que a mitad de camino del campamento Británico. Justo cuando nos íbamos a dar la vuelta se retiraron las nubes, dejó de nevar y pudimos ver algo del magnífico paisaje de este lugar. En un día despejado debe ser un espectáculo impresionante.



Al llegar de nuevo al refugio el cielo estaba despejado y nos dimos cuenta del bonito entorno en el que se situaba este alojamiento.

Torres del Paine

12-Abril-2011
La siguiente etapa del viaje era un trekking por las Torres del Paine, para ver el Valle del Francés. Para ello nos fuimos a dormir al refugio de Los Cuernos del Paine, ubicado al lado de un río con una rugiente cascada. 

El camino hasta el refugio es tan solo de 11 Kms, pero es muy lento para andar pues estaba lleno de barro, con una vereda muy estecha, y con contínuas subidas y bajadas. Al parecer había estado lloviendo mucho la semana anterior y todo el terreno estaba encharcado. Durante el camino, bien señalizado, hay algunos carteles donde te indican dónde estás y lo que te falta:

Más o menos a mitad del camino nos empezó a llover, y ya en el refugio empezó a nevar.  Llegamos muy cansados y muy mojados, pero todos estaban igual: de hecho, había mucha gente en el refugio, pues los que dormían en tiendas de campaña se lo habían pensado mejor y se fueron al refugio.
Nosotros habíamos reservado unas bonitas cabañas, muy cerca del edificio principal, con unas magníficas vistas (cuando está despejado). 

Son muy austeras, sin calefacción, pero al menos tienen espacio y estás seco. 


Al lado teníamos unos aseos, pero por la gran cantidad de agua de los días pasados las tuberías se habían estropeado y no teníamos agua. Afortunadamente lo pudieron arreglar al día siguiente.
Así que nos fuimos a cenar a un atiborrado refugio, deseando que el día siguiente no fuera tan lluvioso, pues teníamos que ir a un valle realmente bonito.