lunes, 15 de septiembre de 2008

That's all folks!

Pues ya ha terminado la aventura. Salimos de Cordova en ferry el viernes a las 8:30 am, y hemos llegado a Madrid el domingo a las 15:15. Una paliza.

Lo bueno del viaje de regreso es que seguimos una ruta por el paralelo 82, rozando el norte de Groenlandia. El efecto fue el de un verano ártico: el sol no se acabó de ocultar sino que estuvo un par de horas sobre el horizonte y volvió a subir. Y a la Luna llena le pasó lo mismo: apareció por el horizonte y estuvo allí un par de horas hasta que se ocultó. Esta fotografía es de esos momentos, con la luna llena sobre la costa de Groenlandia.

Al final tuvimos suerte con el tiempo en Fairbanks y Denali, pero en Cordova estuvo lloviendo todo el tiempo. Alaska tiene un tiempo impredecible, y puedes tener suerte o pasar toda tu estancia con mal tiempo. Pero si se tiene buena suerte, Alaska es impresionante y no te decepcionará.

Espero que os haya resultado entretenido este blog. Es el primero que hago y mi ordenador de viajes (un IBM ThinkPad X31 comprado por eBay) tiene el teclado AZERTY, por lo que a veces me confundo con las teclas. Pero lo importante era el mensaje, el poder contaros nuestras andanzas por el otro lado del mundo en tiempo casi real.

¿Cuál será la próxima aventura? No lo sé. Pero intentaré también compartirla con vosotros.

Hasta pronto,
Juan

The Pipe


The Pipe: así es como llaman en Alaska al oleoducto que va desde los yacimientos del Ártico a Valdez, en el Prince William Sound. Son 800 millas de Norte a Sur, atravesando todo el estado. Dicen que fue la obra de ingeniería privada más difícil y costosa. y a juzgar por los problemas que tuvieron que solucionar, puede que tengan razón.

Como ya sabéis, el oleoducto no ha dado problemas hasta ahora, pero el petrolero Exxon Valdez vertió 11.3 millones de galones de crudo en el PWS en 1989, en lo que fue la mayor catástrofe ecológica de los EEUU.

Allan, el anfitrión del B&B de Fairbanks trabajó en el oleoducto y estaba muy orgulloso de su obra. Nos dejó un DVD sobre su construcción en el que aparecía Allan diciendo que mientras trabajaba de profesor ganando $100.000 al año vió un reportaje de la construcción en una revista y le llamó la atención una fotografía en la que aparecía un obrero mostrando su cheque mensual de $15.000. Allan echó cuentas y decidió mudarse a Alaska y trabajar en la construcción del oleoducto, donde fue Pipeline Teamster.

Un personaje muy interesante ese Allan, con el que me habría gustado hablar más tiempo. Estaba convencido de que Obama debía ganar las elecciones para devolver la dignidad a su país, y decía que no parecíamos hispanos, que parecíamos más europeos -estuvo un tiempo trabajando en Dinamarca y su mujer es mexicana.

Como decía, el oleoducto tuvo que ser diseñado para soportar condiciones muy adversas de temperatura, y tuvieron que idear un sistema de soportes ventilados para que no se hundiera en el permafrost del norte del estado. En la foto podéis ver el sistema que idearon para que los frecuentes terremotos no partieran la tubería: colocaron unas vigas en el suelo sobre las que puede deslizarse la tubería hasta 20 pies lateralmente y 5 pies en vertical, en caso de movimietos de tierras. Esto le permite soportar terremotos de hasta 8.5 en la escala Richter. ¡Toda una proeza técnica!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Child glacier


Cordova es una pequeña ciudad a la que solo se puede acceder por barco o por avión. Aquí llegaba el mineral de las minas de Kennikott por tren, pero con el cierre de las minas se dejó de mantener la vía del tren y ya solo quedan unas 50 millas que se han convertido en una pista apta para automóviles. Las primeras 13 millas son asfaltadas, y llevan al aeropuerto; el resto son de gravilla, y se puede circular con un turismo normal con cuidado. Al final de esta carretera -a la que llaman Cooper River Highway- se encuentra el Child Glacier campground, donde pensábamos pasar dos noches.

Esta carretera cruza el delta del Cooper River, un enorme delta donde se concentran grandes cantidades de aves migratorias, y da acceso a varios glaciares de la zona. El de más fácil acceso es el glaciar Child pues se llega en coche hasta un mirador a unos 500m del frente, de unos 100m de altura. Este glaciar es el único que está avanzando en Alaska y constantemente se oyen crujidos y bramidos, y se ven trozos de hielo caer al rio Cooper. Tan cerca está el mirador del frente que las olas que producen los bloques al caer pueden llegar a cubrir el mirador, dejando restos de rocas y salmones en la tierra. Los osos del lugar vienen frecuentemente a este sitio a ver si pillan uno de esos salmones.

Esa era nuesta intención pero el tiempo nos obligó a cambiar los planes. Como estuvo todo el dia lloviendo, no pudimos ver ningún ave en el delta; al llegar al glaciar seguía lloviendo y hacía viento de cara, por lo que no podíamos tomar fotografías sin que se nos mojaran los objetivos. Tenía intención de filmar la caída de los bloques de hielo en cámara lenta (300 fps) pero fue imposible tomar imágenes de suficiente calidad, debido al viento y la lluvia.

La noche no fue mejor: no dejó de llover ni un minuto y constantemente se escuchaban las caídas del hielo, como si fueran los truenos de una tormenta cercana.

Pero lo que nos hizo desistir de seguir allí un dia más es que la carretera circula paralela al rio durante un buen tramo, y habíamos visto al venir que el río estaba empezando a desbordarse. Un campista nos dijo que cuando se desborda se inunda la carretera y hay que sacar a la gente en helicóptero, dejando los coches allí hasta la primavera. Y que en los últimos cinco dias había subido el nivel del agua medio metro.

Así que a la mañana siguiente recogimos el campamento como pudimos y nos despedimos de uno de los objetivos de nuestro viaje, casi sin apenas haberlo disfrutado. Y durante los tres dias siguientes hemos estado secando todo el material que se nos empapó en ese camping.

La fauna marina del Prince William Sound


En nuestro viaje desde Denali a Cordova decidimos parar un dia en Whittier para realizar un crucero y ver la vida salvaje de esta zona. Por esta pequeá población teníamos que pasar obligatoriamente porque es desde donde se coge el ferry a Cordova (está bien escrito, aqui en Alaska es con 'v'). El único problema es que en Whittier suele hacer muy mal tiempo y era una lotería que justo el dia programado hiciera bueno.

Cuando llegamos estaba lloviendo. La anfritiona de nuestro B&B nos dijo que este verano solo habían tenido dos dias sin lluvia y que los 5 dias siguientes eran de mal tiempo. Entonces llamamos al capitán del barco que habíamos contratado por internet, y nos dijo que se preveía mucho viento hacia las 13:00 por lo que había que salir muy tempranito, y nos emplazó a las 6:30 am en el puerto para decidir si ir o no ir.

Así que allí nos presentamos, de noche todavía, para ver si nos arriesgábamos o nos quedábamos sin crucero. Tras muchas deliberaciones nos decidimos por el riesgo y le dijimos que sí.

El capitán era un tipo peculiar, como todos los de aquí: pelirrojo de larga melena, 48 años, en la temporada alta se dedica a servir de guia para cazar osos y alces, y utiliza su barquito para la pesca del salmón y el halibut. Durante el invierno trabaja en Anchorage en el aeropuerto, en el servicio de mantenimiento de pistas.

El cielo estaba cubierto pero no llovía ni hacía viento. El mar era un balsa de aceite. Poco a poco nos fuimos acercando a una zona donde pudimos disfrutar de las luchas de los leones marinos por hacerse con un hueco en las rocas. Son muy escandalosos y había más de un centenar. Esta foto es de ese momento.

Ya amanecido, nos dirigimos hacia la zona donde se habían visto ballenas jorobadas los dias anteriores. El capitán se lleva muy bien con un grupo de científicos que las está estudiando y comparten información de avistamientos, por lo que suponíamos que sería muy probable verlas. Y así fue: vimos muchas, con un mar en completa calma y sin nada de viento, aunque de vez en cuando llovía un poco. Incluso vimos a una saltar, provocando una enorme salpicadura de agua al caer.

Como se acercaba la hora del viento, el capitán decidió volver, pero de pronto se encontró con un grupo de orcas y estuvimos siguiéndolas un rato largo. Aquí también vimos a una saltar.

Al pasarnos de la hora el viento empezó a arreciar y el mar se encabritó un poco, haciendo saltar el barquito más de lo deseado. Nada más emprender el regreso el capitán para el barco y abre un motor: una pala de la hélice se había dañado. Nos dijo que no era grave, que tenía de repuesto. Lo curioso es que no es una hélice de aluminio sino de plástico, y cada pala en una pieza independiente, así que cambió esa pieza y listo.

Llegamos casi a las tres, con mucho viento ya, pero contentos por haber visto la increibe fauna marina del Sound.

domingo, 7 de septiembre de 2008

No hay mal que por bien no venga


Debido al incidente de la desaparición de nuestros útiles de cocina que ya comenté anteriormente, tuvimos que acampar en el primer camping de Denali, el Riley Creek. Llegamos al mediodía y decidimos aprovechar la tarde realizando un sencillo paseo a un lago cercano donde nos dijeron que había unos castores. La tarde era magnífica, con algunas nubes pero muy templada. Cuando llegamos al algo vimos una familia de castores de 3 miembros, tan atareados en sus accareos de ramas que apenas nos prestaban atención. Aprovechando la ocasión e intentando no molestarles nos fuimos acercando hacia ellos, hasta llegar a pocos metros de distancia. Nos sentamos sin hacer ruido -excepto el de las cámaras, claro- y disfrutamos de una hora y media de la vida de los castores. Tan cerca estábamos de ellos que ¡les oíamos roer las ramas! La cría del año no hacía más que imitar a sus padres, emitendo de vez en cuando esos característicos sonidos parecidos a los de un gatito.

El caso es que estaba yo concentrado filmando a un adulto en la orilla cuando el otro adulto sale del agua acarreando un tronquito, apenas dos metros a mi izquierda. Creo que no se había dado cuenta de que yo estaba allí, de tan callado y camuflado que estaba. Me giré lentamente para intentar filmarle y entonces me vió: se volvió hacia mí, vió que no era un peligro y siguió su trabajo. Esta foto es justo ese instante. Por supuesto, obtuve una interesante secuencia en alta definición de ese momento.

Si no llegamos a tener el problema y no nos cambiamos de camping no habríamos tenido la oportunidad de disfrutar de los castores, así que no hay mal que por bien no venga.



Los fotógrafos de Denali


En todo parque nacional de Norteamérica siempre puedes encontrar infinidad de fotógrafos, muchos de ellos profesionales. Yo calculo que de todos los campistas de Wonder Lake un 80% eran fotógrafos. Y su rutina de trabajo es bastante agotadora: se levantan a las 5:00, se toman algo caliente y se van al sitio que han escogido para fotografiar el amanecer o algún animal que ya saben por dónde va a pasar. Regresan hacia las 10:00, comen algo y se van a dormir. Durante el día están en el campamento, revisando el material, escribiendo o contando batallitas. Luego cenan y un par de horas antes del anochecer se van de nuevo al trabajo. Hacia las 11:00 están de vuelta y se van rápidamente al saco pues, si la noche es despejada, hay que probar a hacer unas auroras.

Nosotros seguimos este ritmo cuando estuvimos allí y os puedo asegurar que es agotador. Una fotógrafa de paisajes se quemó el forro polar mientras cocinaba y nos dijo "Claro, con este agotamiento es normal que pasen estas cosas". Supongo que te acabas acostumbrando y que siendo tu profesión lo tomarás de otra manera. Desde luego el resultado es el esperado y las imágenes que se pueden obtener merecen la pena el esfuerzo.

Pero seas aficionado o profesional de lo que no me cabe la menor duda es que tienes que ir al menos una vez en la vida a Denali en Otoño: el colorido es excepcional y puedes pasarte horas fotografiando paisajes formas, colores y por supuesto animales.

La imagen de hoy es de un caribú, realizada desde el autobús, que por cierto es el mejor sitio para ver animales.

Wonder Lake campground


El camping de Wonder Lake se encuentra situado casi al final de la única carretera que recorre el parque de Denali. Solo se puede acceder mediante uno de los autobuses oficiales, tras unas 6 horas de camino de tierra. Si vas a acampar debes coger un Camper Bus, que tienen espacio atrás para llevar el equipo de acampada, la comida etc.
Hay que llevar todo lo que puedas necesitar menos el agua, pues allí hay agua potable y servicios con agua corriente (por supuesto fría). Existen unos habitáculos con cierre anti-osos en donde hay que dejar todo lo que produzca olor, como comida, utensilios de cocinar, cremas y jabones, pues en la tienda no se debe dejar nada que pueda atraer a esos animales. Tampoco se debe cocinar al lado de la tienda sino en unas mesas alrededor de esos habitáculos, también por el mismo motivo.
Pero todos los inconvenientes se superan cuando descubres las increibles vistas que tienes desde cualquier tienda, pues se divisa todo el Alaska Range, incluido el monte Denali. Nosotros tuvimos mucha suerte y estuvo despejado los dos dias que estuvimos allí.
El único problema que tiene es que solo hay dos autobuses para salir de allí y poder visitar otras zonas del parque, y salen a las 6:30 y a las 7:30 de la mañana, horas bastante intempestivas. Si coges otros autobuses más tarde entonces apenas te da tiempo de ver nada y ya tienes que volver.
El ambiente en el camping es excelente, con gente amante de la naturaleza y muchos, muchos fotógrafos. Suele ser gente respetuosa y dispuesta a ayudar en lo que haga falta.
Nuestra intennción era estar 3 noches en ese camping pero un incidente nos obligó a partir antes de lo previsto: alguna oveja negra (que creemos tener localizado) nos hurtó la cacerola y el infiernillo y nos dejó sin posibilidades de preparar la comida. Era un Jetboil Group Cooking System, un sistema muy ligero y eficaz, y le debió de gustar tanto que se lo llevó. Una pareja de fotógrafos nos prestó un infiernillo y una minicacerola para porder, al menos, calentar agua, pero es que solo teníamos un cartucho de gas, pues el otro se lo habían llevado también.
En fin, que como no teníamos posibilidades de cocinar y habíamos tenido unos dias de tiempo excelente, decidimos recoger e irnos al camping de la entrada al parque, a pasar allí la última noche.
Nos fuimos de ese lugar maravilloso con un sentimiento agridulce, pues necesitaremos un infiernillo en el último camping en Cordova, pero al final siempre nos quedarán las impresionantes vistas y algunas fotografías como la que os incluyo hoy.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Buenas noticias

¡Ya estamos de vuelta en la red! En el interior de Denali, como no podía ser de otra manera, no hay internet ni WiFi, pero aquí, justo en la entrada, en un restaurante llamado Salmon Bake, podemos conectarnos mientras cenamos un estupendo King Salmon al grill.

En Denali, en camping de Wonder Lake, nos ha tocado el premio gordo: el monte Denali ha estado despejado dos dias y dos noches. Lo hemos visto al amanecer, al anocecer, de cerca, de lejos, de noche. ¡Una pasada! Nos ha hecho un tiempo de escándalo. Y, para rematar, esta tarde hemos tenido un espectáculo que no esperábamos: una familia de castores nos han deleitado durante una hora y media con sus accareos de ramas y construcción de su casa.

Ahora no puedo poner fotos en el blog porque todavía no he bajado las miles de fotos de osos, auroras, denalis, castores, caribúes, etc, que tenemos, pero a ver si mañana puedo subir algunas.

Os dejo que me tengo que tomar el postre -!tarta de berries!.

domingo, 31 de agosto de 2008

De grullas y gansos


Uno de los mayores atractivos de Alaska es, sin lugar a dudas, su vida salvaje. Casi en el centro de Fairbanks existe un santuario para aves migratorias llamado Creamer's Field Migratory Waterfowl Refuge, donde se concentran miles de aves en su viaje migratorio. Las que hemos visto en mayor número son el Canada goose (Branta canadensis) y la Sandhill crane (Grus canadensis), formando grandes bandos, muy escandalosos, por cierto.

El lugar está muy bien montado, con caminitos bien señalizados y con abundante información sobre las aves y su hábitat. Hemos ido varios dias, a diferentes horas, y siempre nos ha sorprendido la cantidad de aves y lo cerca que se pueden ver. Curiosamente, no es al amanecer cuando están las aves más activas sino un par de horas después, quizá porque al amanecer hace demasiado frio para andar volando por ahí.

A partir de ahora ya no veremos este tipo de aves sino otros animales diferentes como osos, lobos, marmotas, ardillas y pikas. O al menos lo que intentaremos.

También existen los dias soleados


Parece que Fairbanks tiene un clima diferente al resto de Alaska, pues la cordillera Brooks del Norte impide que penetren los vientos gélidos del Ártico y la cordillera Alaska del Sur detiene los frentes húmedos del Pacífico. Y quizá por eso hemos podido disfrutar de 4 dias templados y soleados en esta ciudad, una sensación desconocida para nosotros en Alaska.

Fairbanks es uno de los mejores lugares del mundo para ver auroras, y con las noches despejadas y sin Luna que hemos tenido habría sido una ocasión ideal para deleitarnos con ese espectáculo. Pero por desgracia hace falta otro ingrediente fundamental para que se produzcan auroras y es la actividad solar, que ha sido mínima justo en estos cuatro dias. Así que esta vez va a ser que no. Mañana iremos al Sur, donde dicen los pronósticos que tendremos noches nubladas, y parece que la actividad solar irá aumentando hasta un máximo el dia 6. A ver si tenemos suerte y podemos ver algo, aunque sea un pequeño resplandor.

La foto de hoy es de la piscina exterior de las Chena Hot Spings, un centro de aguas termales donde nos dimos un baño relajante sumergidos en un paisaje de ensueño. Porque no todo va a ser frio y hielo ¿no?

viernes, 29 de agosto de 2008

El esquivo Moose


El Moose (Alces alces) es un bicho muy tímido: siempre en zonas inaccesibles, generalmente con agua y mosquitos, y en cuanto ve u oye a un ser humano se esconde discretamente entre la vegetación. Son más activos al amanecer y al anochecer, justo cuando hay menos luz y es más difícil su localización,

Su aspecto es impresionante pues miden hasta 2m y pesan hasta 700 Kg. Esa corpulencia los hace muy peligrosos para el tráfico y todos los años hay muchos accidentes en las carreteras por mooses que cruzan sin mirar.

A pesar de esa corpulencia son bichos un tanto singulares: tienen unas patas muy largas, para poder moverse por las zonas húmedas en donde encuentran su alimento, y tienen una cara de aspecto un tanto bobalicón. Pero no hay que olvidar que son animales salvajes y que un macho en celo puede resultar muy peligroso.

Las oportunidades para verlos se centran en las careteras, en las charcas donde pueden estar comiendo sinque les molesten. Y hay que estar atentos a los coches aparcados en el arcén pues la mayoría de las veces significa que hay un animal cercano. Si son pocos coches puede ser un pigargo; si son varios es un moose; y si son muchos será un oso.

Nosotros ya hemos visto varios, tanto grandes machos con enormes cuernas como hembras con sus crías. Y esperamos ver unos cuantos más.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Glaciar otoñal


Hoy hemos salido de Anchorage hacia el Norte, donde nos espera Fairbanks y las Chena hot springs. Pero vamos a hacerlo en dos etapas, pasando noche en un camping cercano a Tolsona. Y me ha sorprendido mucho saber que dispone de WiFi gratuita. De hecho en este momento estoy escribiendo al lado de la tienda, a pocos metros de la recepción, bajo un cielo nublado y una nube de mosquitos hambrientos. Los mosquitos de Alaska son como todos los animales de aquí: enormes y salvajes. La temperatura es muy agradable, unos 10ºC, pero me gustaría que fueran -10ºC porque así esos malditos bichos estarían congelados.

Esta mañana nos paramos en el glaciar Matanuska. Ya estuvimos hace dos años pero merece la pena pues se puede llegar en coche y dar un paseito por encima del hielo (con las precauciones adecuadas). Pero este año la diferencia radica en que unos árboles cercanos ya están amarillos, y proporcionan un contraste muy interesante dese el punto de vista fotográfico: el blanco azulado del hielo contra el dorado de las hojas. Como el tiempo nos ha respetado y solo se ha puesto a llover por la tarde, hemos podido caminar tranquilamente sobre el glaciar y hacer muchas fotos. Una de esas fotos la pondré mañana en esta página, porque hoy me estoy quedando sin batería y los mosquitos me están matando.

martes, 26 de agosto de 2008

Un viaje en el tiempo


Todos los viajes en avión tienen algo de especial, pues el desplazarse a alta velocidad a través de varias franjas horarias origina curiosas circunstancias. En el viaje de Franfurt a Anchorage se sale a las 11:15 y se llega a las 11:00 del mismo dia: es como los viajes relativistas pero al revés, pues el tiempo pasa más lentamente para los que están en tierra que para los que volamos.

En esta ocasión sufrimos un efecto mucho más curioso pues salimos a las 20:45, cuando ya había anocecido, y fuimos volando hacia el noroeste, de forma que no llegamos a ver cómo el cielo se ocurecía completamente sino todo lo contrario: tras un largo crepúsculo el cielo se empezó a iluminar y ¡volvió a salir el sol! Es como si fuéramos huyendo de la oscuridad, como si quisiéramos volar hacia la luz. En el trayecto cruzamos Groenlandia por el norte y pudimos ver el infinito Inlandis, lleno de grietas y montañas, y el mar helado del norte de Canadá, todo ello bañado de una bonita luz rasante.

Cuando por fín pusimos pie en Alaska creimos que lo peor había pasado pero no: el funcionario de aduanas se equivicó de pasaporte y pasó las huellas de Yolanda en el de MariPaz. Al parecer el sistema informático es de alta seguridad y para deshacer el entuerto nos pasaron a una salita donde otro funcionario con permisos de superusuario logró poner las huellas en los registros correctos. Pero perdimos media hora en la operación.

Luego llegamos los últimos al mostrador de alquiler de coche y tuvimos que esperar otra media hora. Y al abrir el maletero del coche que nos dieron descubrimos que era demasiado pequeño. Nosotros pedimos un determinado modelo por su amplio maletero, no por lo grande o lujoso que fuera, pero nos dieron otro modelo igual de grande y lujoso pero con un maletero pequeño. Al final, tras varios intentos de explicar el problema, nos dieron otro modelo inferior pero con un maletero más acorde al equipaje que llevamos.

Y así llegamos a la House of Jade, nuestro B&B de Anchorage, un lugar acogedor donde nos esperaba una ducha calentita y una cama perfecta. Un viaje muy largo en el tiempo y el espacio, que esperemos merezca la pena.

lunes, 25 de agosto de 2008

Por fin llegamos a Anchorage

Tras muchas peripecias y algunas calamidades, hemos llegado a Anchorage. El vuelo se retrasó 9 horas pero como fue por una ruta más corta y alcanzó una velocidad considerable (de hasta 1.033 Km/h) logramos realizar el trayecto en solo 8 horas y 20 minutos.

Estamos muy cansados así que dejaré para mañana el detalle de esas peripecias.

domingo, 24 de agosto de 2008

Un viaje demasiado largo

En estos momentos deberíanos estar volando hacia Alaska, pero no: estamos todavía en Frankfurt. Parece ser que el accidente de Barajas ha extremado las medidas de seguridad hasta el máximo y están retrasando muchos vuelos si no están al 110% revisados y en condiciones. De hecho ayer por la noche nos encontramos en el hotel a cientos de españoles cuyo vuelo había sido cancelado pues el avión no obtuvo el permiso para salir de Barajas. ¡Que todo esto sea por la seguridad!

El caso es que nuestro vuelo se ha retrasado 8 horas y nos han dado una habitación en el hotel Steigenberger, muy cerca del aeropuerto, donde estamos descansando. Hemos caminado un poco por un magnífico bosque y estamos viendo la ceremonia de clausura de los JJOO, que no habríamos visto de estar volando. Así que algo hemos aprovechado.

El viaje de ida se está haciendo más largo de lo previsto, pero el ánimo está alto, y esperamos estar también muy altos, a unos 10.000 m, dentro de unas horas, pues eso significaría que hemos logrado salir hacia nuestro destino final.

jueves, 21 de agosto de 2008

Cuestión de peso

Cuando se planifica un viaje como este lo primero es ver qué vuelos están disponibles y cuál es la mejor ruta. Decidimos realizar la misma ruta que la otra vez: Madrid- Frankfurt y Frankfurt-Anchorage, la primera con Iberia y la segunda con Condor.

Sin embargo, esta vez tenemos que llevar material de acampada pues vamos a pernoctar un total de 6 noches en tienda, y esto nos supone un peso añadido a nuestro equipaje. Y aquí es donde empezamos a sufrir, pues el equipaje en clase turista no permite llevar demasiadas cosas.

Afortunadamente las normas para viajes a América han cambiado y es posible llevar dos bultos de 23 Kg por persona. No es que pensáramos llevar 46 Kg cada uno (¡qué barbaridad!) pero esto nos permitía hacer las maletas sin agobios.

Y así estábamos, tan contentos, cuando me dí cuenta de que el trayecto Madrid-Frankfurt es un trayecto europeo y que tiene otras normas de equipaje: un máximo de 23 Kg. por persona.

Así que aquí nos tenéis, pesando minuciosamente todo lo que vamos a llevar, desde la tienda y los sacos a la pasta de dientes y las tarjetas de memoria.

Si hiciéramos los dos trayectos con la misma compañía no hay problema pues siempre se aplica lo más favorable para el pasajero. Pero no es este el caso.

En fin, me voy a seguir pesando el equipaje, que creo que todavía me sobran 150 g.

sábado, 16 de agosto de 2008

Alaska 2.0 ¿Por qué este blog?

Hace dos años, en Agosto del 2006, realizamos nuestro primer viaje a Alaska. Lo preparamos a conciencia durante muchos años, pues es un viaje muy costoso en tiempo y dinero, pero el resultado fue bastante decepcionante: de las tres semanas, solo tuvimos 2 días de buen tiempo; los demás días fueron de lluvia y niebla. Aún así, logramos realizar algunas fotografías decentes, que podéis ver aquí: http://community.webshots.com/user/juanabal

Durante muchos meses estuvimos muy deprimidos, pues habíamos depositado grandes esperanzas en ese viaje, un viaje que se suponía debía ser espectacular.

El caso es que a finales del año pasado tuvimos la oportunidad de asistir a una charla de Roberto Carlos Fernandez, fotógrafo de FONAMAD, describiendo con pasión el viaje que había disfrutado en Alaska en Otoño de ese año, y nos picó el gusanillo otra vez. Pensamos que el cambio del Euro era bastante favorable y que debíamos intentarlo otra vez, así que nos liamos la manta a la cabeza y decidimos volver a Alaska en el Otoño del 2008.

El título de este blog obedece no solo a que es el segundo viaje sino a que pretendo utilizar las herramientas de web 2.0 para ir rellenando este diario a medida que nos vayamos desplazando por Alaska. Describiremos nuestras experiencias y pondremos algunas fotos de lo que vayamos viendo. Todo esto si encuentro una conexión de Internet: parece que será fácil en las ciudades, pero en los días de tienda de campaña en la naturaleza salvaje me temo que será bastante difícil.

Ya solo queda una semana. ¡Qué ganas de empezar el viaje!